LA DEMOCRACIA Y SUS PARADOJAS
- cepsagora10
- 2 jul 2019
- 2 Min. de lectura

Por: Shuner Vasquez Cerna
Estudiante de Ciencia Política de la Universidad
Nacional Pedro Ruiz Gallo.
Miembro del círculo de estudios “ÁGORA”
LA DEMOCRACIA Y SUS PARADOJAS
Hoy las paradojas de la democracia son más evidentes; por un lado, propicia la alternancia de gobierno, pero también, deja en libertad al gobernante a querer mantenerse en él. Se ha perdido acaso la idea ateniense de la democracia o es que la democracia moderna ha incorporado elementos que en las polis griegas por su incipiente sistema aún no lo conocían. Tal vez desde la aparición de los partidos políticos, el poder del pueblo pasó a manos de instituciones que solo propiciaron del divisionismo y la lucha encarnizada por ganar adeptos a sus ideales y hacer que esa masa legitime sus ansias de poder. En efecto, con el divisionismo del pueblo; no solo se luchará contra ese Estado leviatanizado, sino que, a raíz de la aparición de las mayorías, las minorías serán menos escuchadas y entonces las ideas del pueblo unido con el propósito de lograr el bienestar común, será reemplazado por la soberbia o por la corrupción de los que ostentan el trono, convirtiéndoles en déspotas elegidos.
Lo paradójico también, está en acción política, que de forma palmaria deja notar las distancias entre las intenciones y los resultados. A pesar de tener o desear con intenciones benignas, muchos planes fracasan a la hora de pretender el poder o de mantenerse en él. La democracia representativa busca en fondo llevar el pedido de la ciudadanía hacia el Estado, pero siempre los delegatarios una vez recibido el espaldarazo del pueblo se convierten en señores y jefes haciendo caso omiso a sus deberes; en consecuencia, se genera una histeria por el engaño de sus gobernantes, conllevando a las minorías a convertirse en una chusma llena de ira y odio.
Resulta contradictorio pedir que nuestra democracia tenga partidos políticos institucionalizados, pero los ciudadanos en su afán de querer ser elegidos, son los que conllevan a una atomización creciente. La democracia desde su implementación en esa polis de filósofos y sofistas ha sido un sistema que mejor ha dado resultados a pesar de sus paradojas y vaivenes en la historia moderna. Pero qué sería de democracia, sin la adherencia en ella de ideas liberales y socialistas; lo más sensato es admitir sus aportes y que ahora hay una tarea grande para que la democracia no solo logre contraponerse a ideales radicales, sino que, debe suplir sus contradicciones y además adaptarse a los cambios recientes de un mundo de globalización.
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